"Madrid es apasionante. A medida que más uno se calienta la planta de los pies en suas callejuelas mejor se van echando encima de los ojos estos cromos barnizados por el tiempo (...) Es menester caminarlo a Madrid. Caminarlo asiduamente, sin prisa, sin interés utilitario, con la parsimonia lenta de un enamorado voluptuoso que va examinando una por una las guedejas de la mujer querida. No se le conoce si uno no se le camina con sol y con lluvia, en la mañana sonrosada de velos de humedad, en la noche de terciopelo negro, palpitante de espectrales faroles verdes (...) La polvorienta jaula de las arañas de picos de gas, pero para ello es necesario caminar sus callejuelas, caminar las baldosas de sus aceras, detenerse extático a la sombra de sus fachadas de siete pisos (...)
El espanhol adorna su ciudad con rascacielos para que el extranjero no pueda reprocharle quietismo africano, pero en el fondo de su provinciana pereza ha descubierto que a la civilización se le pueden entresacar fórmulas para bien vivir (...) Madrid es una sinfonia de colores envejecidos. Ya es una callejuela cortando a calle Mayor o la castiça Fuencarral, una callejuela solitaria con un edificio colonial (...) En estas callejuelas, es un poco difícil diferenciar las mujeres honestas de las que no losan, porque las honestas, al igual que as desonestas, callan pantuflas escarlatas y azules y acuden a la compra con el cabello suelto sobre la espalda (...) Un Madrid de novela pueril e comovedora. Hombres embozados en capas negras con vueltas de terciopelo rojo o verde, coloran la calle de añejo romanticismo (... ) En la España de antaño para ser un excelente diputado se necesitaba la dialéctica de un concurrente de casino. Todos los grandes ex ministros fueron ilustres conversadores de casino (...) Desdichado el forastero a quien el domingo sorprende en Madrid, sin tener amigos, No hallará mesa de café en que sentarse. Infortunado de él si por la mañana no tuvo la precaución de hacerse reservar una butaca en el teatro en el cine. Unicamente conseguirá una platea en la primera fila de un cinematógrafo o un banco junto al cielorraso en un teatro. Ah, y que no intente distraerse paseando por las calles de Madrid. Las multitudes en este dia son tan compactas y le estrujarán con tal violencia, que maltrecho, irritado, solitario, tendrá que irse a refugiar sombriamente en su cuarto de pensión (...) Esta diversidad de iluminaciones, de arquitecturas, de simetrias, de urbanizaciones, compone la máscara sui géneris del Madrid inquietante, su personalidad fantástica, inexplicable, provinciana, grotesca, deliciosa, apasionante...(...) El mercader más poderoso de la tierra no hubiera podido acumular las riquezas de arte que los siglos cómplices de los reyes han derramado de sua sangrienta cornucopia en el palacio..."
(Do livro: Madrid, de Roberto Arlt, publicado em 2018 pela editora Casimiro Libros. Os textos foram escritos durante sua permanencia aqui em Madrid, de abril de 1935 a julho de 1936 e publicados em sua coluna no jornal El mundo, de Buenos Aires. Ver, deste mesmo autor: Los siete locos).
https://www.youtube.com/watch?v=Ywb5ZC6s8N0
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